Siempre he tenido “aprender a coser” en el cestito de cosas con las que ponerme algún día. Mi madre ha sido costurera toda su vida, tengo bastantes conocidos que se cosen sus propios disfraces, y últimamente mi hermana ha aprendido a coser y ha montado su propia línea de costura, y entre otras cosas da clases de patronaje.
Por un motivo u otro siempre lo iba dejando para más tarde. Y por ningún motivo en particular, hace un mes me dije “ey, voy a buscar cursos de costura”, y eché mano de google. Me sorprendió que hubiera tal cantidad y variedad de talleres y cursos de costura, patchwork, ganchillo y derivados del benceno. Como lo único que sé hacer con aguja e hilo es coser botones y cogerle el dobladillo a los pantalones, estudié un poco la oferta, y llegué a la conclusión de que lo primero que debía hacer si quería aprender a coser como dios manda era aprender a usar la máquina de coser.
Y había un cursito de “iniciación a la costura” que impartía Trizas y Trazos, en cuya descripción comentaba que enseñaban a usar la máquina de coser y que no se necesitaba ningún tipo de conocimiento previo.
Como podéis deducir, me apunté al curso, y de mi experiencia en él os voy a hablar ^^
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Para variar, llegué tarde al curso. Iba bien de tiempo pero salí por la salida equivocada de Atocha, y dado que tanto el sol como la alergia pegaban fuerte preferí llegar tarde a correr. El lugar era una de esas tiendecitas pequeñitas y monas hasta la embolia, con un sótano acondicionado para los talleres.
Lo primero que nos comentó la profesora – que de aquí en adelante llamaré Paloma, no por capricho sino porque se llama así – fue qué era cada parte de la máquina de coser, qué significaba cada dial, cómo se enhebraba y cómo se usaba el prensatelas. Me encantan los aparatejos con botones y ruletas así que disfruté bastante de la explicación, que además me pareció muy clara y amena. Luego, en unos trocitos de tela que teníamos junto a cada máquina de coser, practicamos diferentes tipos de puntada, de longitud de puntada, y luego un par de esquinas y curvas.
Los trocitos de tela con mis prácticas en la máquina de coser <3 |
Más o menos a mediodía hicimos un descanso para tomar un café con galletitas y mini cruasanes. Y tengo que poner aquí una foto de las tazas y la mesita con los platos de galletas porque me pareció la cosa más mona del mundo.
Morí mucho de amor durante todo el curso, en serio. Era todo MUY MONO. |
En una mesa a un lado del taller había varios pares de telitas ya cortadas, dos para la parte de fuera y dos para el forro, y varias cremalleras de colores. Y junto a cada máquina de coser, además de los retales para practicar, había dos trocitos de guata con la forma ya cortada también.
Aquí un par de diseños más:
Paloma nos enseñó cómo coser la guata y la tela de fuera juntas por el borde, y luego cómo colocar la cremallera, el forro y la tela para coserlo todo junto. Esta parte me gustó especialmente porque se necesita un prensatelas diferente para coser cremalleras, y hay que tener cuidado con el cuerpo del deslizador .
Paloma nos explicó cómo coser el otro lado de la cremallera con la tela y el forro, cómo planchar las telitas para “dirigir la tela” y que la cremallera no pillara el forro, y luego cómo coser los bordes con el margen de costura y haciendo esquina en la cremallera (dejando un agujero en el forro, porque seguro que os habéis dado cuenta, pero estábamos cosiendo el monederito del revés y por ese agujero habría que darle la vuelta -, y luego lo más complicado, coser las esquinas.
Tras darle la vuelta al monederito, lo último que nos explicó Paloma fue cómo rematarlo a mano con una costura invisible, y con esto acabó el taller.
Aquí podéis ver cómo me quedó el monedero:
Decir que Paloma estuvo muy atenta a todos durante el taller, explicando las cosas claramente e intentando ayudar de la forma más personalizada posible. El curso se alargó una hora más, de hecho, y ella no dijo ni pío y siguió explicándonos hasta que acabamos los monederos, cosa que agradezco mucho. Nos llevamos a casa nuestros apuntes de la primera parte del taller, los retalitos de prueba, el monedero, y el patrón para hacerlo. Salí super contenta del curso y con ganas de hacer más talleres en esa tienda, lo recomiendo totalmente 😀
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Espero que esta entrada os haya gustado, y si no, como siempre, aquí tenéis un gato para compensar:
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