Quiero hablar del tema del lenguaje inclusivo y la accesibilidad web desde hace ya un tiempo, porque creo que es un tema que no se está abordando como se debería y también creo que es por desconocimiento del tema. El post en sí va a ser cortito y voy a ocupar más tiempo en explicar las premisas que en la conclusión:
Ya hemos hablado un par de veces de accesibilidad web en el blog, pero ahora me quiero centrar en el aspecto del contenido, no en el de programación. Recordemos que hablar de Accesibilidad Web es hablar de un acceso universal a la Web, independientemente del tipo de hardware, software, infraestructura de red, idioma, cultura, localización geográfica y capacidades de los usuarios. Centrémonos en el último aspecto, en el de “capacidades de los usuarios”, concretamente en la capacidad ocular.
Para personas con visibilidad reducida existen normas de accesibilidad sobre el tamaño y el color de los textos con respecto al fondo de la página. Pero para personas con visibilidad nula va a dar igual el tamaño o el contraste de los textos, va a necesitar lectores de pantalla para saber lo que “está viendo”. Un lector de pantalla, resumiendo, lee en voz alta todo lo que hay escrito en la web. Para esto también hay algunas reglas de accesibilidad, como por ejemplo añadirle a las imágenes un texto explicando qué muestran, que será lo que lean los lectores.
Ahora hablemos un poco de lenguaje inclusivo. Voy a resumir mucho porque no es lo que quiero comentar(1):
En el idioma español el género masculino es el género “por defecto”. Esto no es así del mismo modo que 2+2 son 4 o que un triángulo tiene tres vértices. El lenguaje es algo vivo que evoluciona constantemente para reflejar la realidad de quienes lo hablan: La causa de que el género masculino sea el “referente” es que lo masculino es “la referencia”, es el pilar del que parte el resto de cosas, es lo tenido en cuenta a la hora de pensar en un “individuo”, y esto es algo que surge de la sociedad. Los hombres cuentan, las mujeres están ahí porque aún no hemos inventado las matrices artificiales.
Y el efecto de que el género neutro sea el masculino, que por defecto se use el masculino para referirse a algo cuyo género no conocemos(2), o que en un grupo de personas, en cuanto haya un hombre – aunque el resto sean 250 mujeres – se use el masculino, es un androcentrismo que tiene el efecto de invisibilizar a la mujer, y puede llegar a ser sexismo y misoginia, en el sentido de despreciar a la mujer por ser “diferente de lo que nosotros tomamos como bueno y como referencia, que es lo masculino”.
El objetivo del lenguaje inclusivo es evitar esta invisibilización de lo femenino, visibilizar que las mujeres también están ahí y también hay que tenerlas en cuenta(3).
Y ahora llego a la parte de la que quería hablar, que como veréis, es la parte más corta:
Por encomiable que me parezca el lenguaje inclusivo, y por mucho que me niegue a criticar, si bien no use, alguna de las prácticas que propone, siento que debo hablar de una en concreto que choca de frente con la accesibilidad web:
El uso de la “X” o la “@” para denotar el género. Y en general, usar caracteres que no son letras como parte de las palabras.
Imaginad que sois una persona ciega que entra en un blog a leer un post. No lo va a leer, claro. El lector de pantalla va a leerlo en voz alta por ella.
El lector llega a la siguiente palabra: “ciudadanxs”.
O mejor, a “estudian@s”
Me voy a poner piquijosa y voy a meter en el saco a “jueces/as”.
El lector no va a leerlo bien. La persona que está escuchando puede no entender lo que hay escrito, y en el mejor de los casos va a tener que pensar para entenderlo.
No estoy diciendo que no se deba usar el lenguaje inclusivo en aras de la accesibilidad, solo comento que es muy fácil olvidarse de que no todo el mundo lee la pantalla del ordenador con la facilidad con la que lo hacemos nosotras, y que ya que estamos visibilizando colectivos, está bien que tengamos en cuenta a otros que puede que no tengan problemas de género, pero sí de visión.
Obviamente, escribir todo el rato “hombres y mujeres”, “doctores y doctoras”, o “niños y niñas” puede ser cargante (y si hay límite de caracteres ya ni os cuento). Pero igual es necesario, además de cargante, yo qué sé. También es cargante tirar la basura, pero si no lo hacemos la casa acaba oliendo a comida podrida.
Intentar en la medida de lo posible redactar de forma que uses palabras “sin género” es una opción, aunque es imposible hacer eso todo el tiempo.
Y bueno, para los efectos de este post, un lector web va a leer igual de bien “enfermos y enfermas” que “enfermes”, así que también es una opción válida.
Supongo que usar el femenino genérico también es una opción como cualquier otra, pero no he visto a mucha gente que la haya adoptado. Por qué será.
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(1): Quiero partir de que un idioma es algo vivo y en constante cambio y que el hecho de que el género masculino sea el marcador del neutro y el que se usa por defecto no es una regla gramatical inamovible ni los que se la saltan unos monstruos incapaces de hablar con corrección. No vale “la gramática es la que es”, porque no, la gramática es la que nosotros decimos que es en cada momento del tiempo. ¿U os tengo que recordar que el español es latín mal hablado?
(2):Como me salgáis con lo de que “mesa” es femenino averiguo dónde vivís y os arreo.
(3):Esta es una simplificación porque creo que habría que tener en cuenta a los colectivos que no se identifiquen con los géneros masculino o femenino, pero tampoco quiero alargarme, y de hecho os invito a que si os interesa el tema busquéis información en internet.
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Espero que esta entrada pueda ser de utilidad, y si no, como siempre, aquí tenéis un gato para compensar:
Pero cómo va a ser machista el lenguaje si mesa es femen-vale es broma 😛
Me ha encantado el post, es verdad que a veces luchando por una causa, tendemos a invisibilizar otras sin querer, no está de más tenerlo en cuenta.
Y el gatete mola. 😀